martes, 31 de enero de 2017



Material básico de trabajo...
Pues nada, que se acabaron las vacaciones. (Y el mes, casi.) 

Por supuesto, de lo que había planeado hacer, nada de nada. (Bueno, exagero un poco... Algo sí he avanzado en un par de cosas. Pero vamos... poquito.)

Sí me ha llamado la atención que antes, hace unos años, estar en casa más de quince días seguidos se me hacía cuesta arriba y estaba deseando volver al trabajo. Hoy puedo decir que para nada se me ha hecho largo este mes. (Tengo que ir mirando lo de la jubilación... cof cof...)



Back to work. 

De vuelta al Marco Incomparable.

sábado, 28 de enero de 2017



Música para el fin de semana. Estos días pasados ha estado sonando mucho en el edificio baxter lo nuevo de The XX, esos jovencitos lánguidos a los que de repente les ha empezado a burbujear la sangre.





Pero estos días han sido también de sorpresas y adelantos: Los Planetas, que vuelven la vista (y el oído, en fin) a sus primeros discos, y Los Punsetes (irresistibles). El año nuevo coge velocidad, por así decir.

 

 Por lo demás, bien. Apurando los últimos días de vacaciones entre lecturas al ralentí y teleseries (lo mejor de la semana: Westworld, que parte de la maravillosa y muy setentera película de Crichton para ir mucho más allá, y en una dirección muy diferente). 

El amigo L nos dio un susto con hospital, pero parece que ya todo está en orden.

La Liga de Señoritas Extraordinarias y sus exámenes, rebuscar entre un montón de viejas fotografías... días tranquilos en el edificio Baxter.

lunes, 23 de enero de 2017



Alguien debería hacer camisetas con esto...


Good advice!


💙

La familia de Snoopy crece.



Peanuts, 1981.

sábado, 21 de enero de 2017

He estado viendo la quinta y última temporada de Ripper Street, que me ha gustado mucho, la verdad. En especial el último episodio, tan lleno de melancolía.


Y he visto también Subway, de Luc Besson. (Sigo, a mi ritmo, poniéndome al día con sus películas. Porque le tengo cariño, más que nada.) Ochentera a rabiar (pero mucho mucho), casi parece una adaptación de alguna locura publicada en Metal Hurlant. Y ya por eso me gusta, claro.


En otro orden de cosas, y por seguir con las anotaciones en el cuaderno imaginario de lecturas, decir que estoy con el Thor de Jason Aaron. Y muy bien. A pesar del guirigay que Marvel es a día de hoy (hablo desde fuera, que solo sigo cosas muy concretas y casi siempre fuera de continuidad, pero es la sensación que tengo). Muy bien antes del cambio, y excepcional el trabajo de Esad Ribic (que me ha recordado mucho al John Bolton de hace muchos años). Y muy bien ahora que Thor es la diosa del Trueno.

Eso. Me guardo el cuaderno y a otra cosa. (Más adelante, más.)



Música para el fin de semana. Undershakers vinieron de Gijón hace ya un tiempito. Se separaron y Mar y Alicia Álvarez formaron el dúo Pauline en la playa.



Gente toda, en fin, que ya ha sonado aquí, pero que me gusta recuperar de cuando en cuando porque hacen la vida más fácil.

Por lo demás, qué voy a contar. Adiós, señor Obama. Y eso. Que no es para estar tranquilos, pero es lo que hay y a ver cómo se desarrolla la cosa. (Y lo siento mucho, o no tanto, pero para todos estos que van denunciando el imperialismo y diciendo que el anterior fue tan malo como este pueda ser y declamando consignas apolilladas y con olor a naftalina y tabaco negro, decir pues que no, que para nada es lo mismo una cosa que la otra. Por mucho que.)

Yo qué sé.




domingo, 15 de enero de 2017









¿Alguien recuerda a Bo Derek y aquella película, 10, la mujer perfecta?

Agua, comida, tebeos... todo lo necesario.

Una cita...

Un beso...

Patty enamorada.


When no one loves you... 💗

Linus poniendo los puntos sobre las íes.

Habrá un mañana: Marcia, siempre los pies sobre la tierra.

Peanuts, 1980.

sábado, 14 de enero de 2017








Música para el fin de semana. The pains of being pure at heart. Que son menos melodramáticos de lo que el nombre hace suponer y suenan luminosos; lo justo para animar estos días que, dicen, vienen fríos.

Poco nuevo que contar. Que estamos ya en medio de Enero, que en dos semanas vuelvo al Marco Incomparable, que de todo lo que tenía previsto hacer estos días... pues bueno, algo he adelantado, pero muy poca cosa. Para variar.

Same old story.

Días tranquilos en el edificio Baxter.

viernes, 13 de enero de 2017



Bueno, pues he estado viendo Gran Hotel Budapest, de Wes Anderson. Igual hay quien no se lo cree, pero es lo primero que veo de este hombre. Y muy bien. Me gusta. Me encanta, de hecho.

Ahora, a ponerse al día.

miércoles, 11 de enero de 2017

Bueno, listas. 

A ver.

Quiero decir, si ya ha publicado Álvaro Pons las suyas, tiene poco sentido que yo ande picoteando de aquí y de allí, repasando lo poco que haya ido anotando aquí mismo y que intente hacer memoria, cuando es obvio que se me van a olvidar cosas importantes.

De todas formas, hay algunas cosas, títulos, nombres, que sí me gustaría señalar o recordar. 

Primero, Martín López Lam, que ha publicado a lo largo del año tres libros, tres: Sirio, Gialla y El título no corresponde. Que son como tres puñetazos en la mesa, y que no me canso de volver a mirar una y otra vez. 

Luego, los Cuadernos japoneses de Igort

Retornos esperados: Luis Durán y Joann Sfar. (También Jali.) 

La sorpresa estimulante de Epigrafías, de Carla Berrocal. Y la confirmación de FHNavarro con su maravilloso Hopper.

Álvaro Ortiz, que firmó Dos holandeses en Nápoles para el museo Thyssen y se curró después una compilación en cinemascope de sus cuadernos de viajes. (Y más tebeos de museo: Max, sobre El Bosco, para el Prado.)

Revistas: La Resistencia y Voltio

Manel Fontdevila y el señor Monteys.

Más sorpresas de las buenas: La reina orquídea, de Borja González, y Que no, que no me muero, de María Hernández Martí y Javi de Castro.


Amor y cohetes para separar fases, que diría el maestro Juan de Pablos.



En lo que respecta a libros sin dibujos, el año pasado descubrí a Caitlin Moran,  que me entusiasmó, y ahora tengo una pila (pequeñita, pero pila) de cosas suyas por leer. Me volvió loco, de otra manera, También esto pasará, de Milena Busquets. Gocé con el Diccionario enciclopédico de la vieja escuela, de Pérez Andújar. Descubrí también a Gonzalo Maier y a Paco Inclán y me terminé de enganchar a Marcos Ordóñez por culpa de su Juegos reunidos



En fin, qué sé yo. A ver si este año me impongo a mí mismo un poco de orden y el próximo enero hago una lista presentable. 

domingo, 8 de enero de 2017

Tres palabras: cajón de arena.





(Mutts, by Patrick McDonnell)
A veces veo películas.

Por ejemplo, estuve viendo Nikita, la de Luc Besson. No la recordaba tan bien. (Bueno, más bien habría que decir que no la recordaba en absoluto, más allá de un par de detalles.) Nada que ver con la versión de John Badham, tan ortodoxa, de la que solo me parece memorable Bridget Fonda (qué habrá sido de ella, la echo de menos). Nada que ver con las dos teleseries, dos, que se han rodado con la misma premisa y muy diferentes planteamientos. Nikita me ha gustado mucho por lo que tiene de cuento (o de tebeo, para ponernos inpertinentes: de tebeo francés, eso sí), porque me gusta mucho cómo rueda Besson, porque hay sentido del humor, por lo bien definidos que están los personajes, por el final abierto, por la fragilidad que transmite la protagonista.


Por ejemplo, vi ayer High rise, la reciente adaptación que ha rodado Ben Wheatly de la novela de Ballard (Rascacielos, en su edición en castellano). Y no. Me parece que acierta en la ambientación setentera, y me parece que hay momentos brillantes y muy ballardianos, pero en general el resultado es pobre. Casi diría que el tono es paródico. Y falta una mirada racional que vaya explicando lo que pasa, que vaya ordenando los acontecimientos y los vaya graduando, esa mirada que proporciona Ballard con su estilo clínico y sin la cual la película está muy cerca, ya digo, de la parodia. O del circo. (Bien por la música, eso sí.)

Por último, vi también Kubo y las dos cuerdas mágicas, que tiene un título de mierda pero es una belleza de película, con independencia de que repita modelos ortodoxos. Hoy ya es difícil decir si lo que vemos son marionetas o imágenes generadas por ordenador, pero el diseño de producción es tan brillante, hay tantas ideas visuales, que da gusto verla. Ademas, no cantan, y eso puntúa doble.

En fin, que a veces veo películas. 

Días tranquilos en el edificio Baxter.

sábado, 7 de enero de 2017








Música para el fin de semana. León Benavente. Una de las bandas que descubrí (para bien) en 2016.


Y empezamos el año con más muertes: John Berger, Ricardo Piglia. Gente de la que tengo en lista de espera desde hace un tiempo y que ahora se hace urgente leer, porque uno tiene la sensación de haberse perdido demasiadas cosas. De llegar tarde a todo, como siempre. (Hay más nombres en esa lista de espera: este año va a ser de hacer listas, me parece. Listas de nuevas lecturas, nuevos descubrimientos que a muchos les sonarán a viejos ya, pero eh, cada uno a su ritmo. Listas de relecturas, de mirar otra vez, de otra manera, cosas ya vistas.)


Por lo demás, bien. Convaleciente de tanto festejo. A ver si pasa el fin de semana y a partir del lunes vamos recuperando ritmos y rutinas.

martes, 3 de enero de 2017

¡Ay, esa chica pelirroja...!

Un poco como todos...




Peppermint Patty intentará cambiar su aspecto para caer mejor y que la gente se olvide de su nariz...



Peanuts. 1979.

domingo, 1 de enero de 2017

Ha amanecido como ayer:  frío y gris. En un rato habrá que meterse en la cocina, que viene la familia a comer. 

Ya hay calendario nuevo en la pared.