viernes, 18 de diciembre de 2015

He dicho ya alguna vez que todo lo he aprendido en los tebeos, pero en realidad es una afirmación un poco exagerada. Lo cierto es que en los tebeos he aprendido sólo LO IMPORTANTE. Todo lo demás, las tontadas, lo aprendí en el colegio o en la calle. 

Así que un libro en que el autor habla de los tebeos que fueron (y son) importantes para él, y además lo razona, me tiene que gustar. Y Santiago García, que está que no para, ha escrito un libro así. Uno en el que importa más lo personal, lo que supuso de descubrimiento cada título, que el aparato crítico (que lo hay, ojo) o el afán de sentar cátedra, eso que a veces tanto nos pierde. No hay, por suerte, intención de proponer un canon, los cien mejores, los cincuenta más vendidos, los diez que sí o sí. Se trata, sencillamente, de hablar de todos esos tebeos (cómics, historietas, novelas gráficas) que gustaron a su autor, que significaron algo para él en su momento, y que todavía hoy mantienen su vigor, su magia. Y hacerlo como crítico, sí. Y como narrador. Pero, sobre todo, como lector.


(Lo que no me gusta: la edición, con su tapa dura y su papel lujoso, lo convierte en un objeto regalable, y ahí muy bien, pero también en un libro que resulta incómodo leer. Y la maqueta es más bien plana, y está mal aprovechada: uno esperaría un despliegue gráfico más festivo.)

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