jueves, 24 de diciembre de 2015

Hay libros de los que no sé decir nada. En parte porque está ya todo dicho, y bien dicho. Pero no es eso: más bien es que no sé ni por dónde empezar. Porque leerlos remueve tantas cosas y deja tantas preguntas en el aire, que se me hace un mundo intentar siquiera abarcar todo eso con palabras.

Y aquí de lo que se trata es de anotar y decir: esto hay que leerlo sí o sí, porque me gustó tanto que pasa el tiempo y no dejo de darle vueltas.


El hombre sin talento es uno de esos libros. ¿De qué habla? Pues de la vida, sin más. ¿Es una farsa, una broma, como el título (y la viñeta que he elegido) podrían dar a entender? De ninguna manera. Transmite, no sé si se me va a entender, una amargura amable, de la que hiere despacio. Y mucha ternura. Hay humor, claro, y espacio para la alegría. Eso, la vida. ¿A qué se parece? Yo he pensado en Tatsumi mientras lo leía, pero también en Hayashi. Y tampoco. Tsuge tiene otra mirada, entre lírica y grotesca.

La edición, de Gallo Nero, es impecable, e incluye información abundante sobre el autor y su obra.


(Y, en efecto, al final lo que digo y nada es todo lo mismo. Lo mejor: léanlo. No se van a arrepentir.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario