jueves, 31 de diciembre de 2015

Pues a 2015 le voy a poner un notable, que no se ha portado tan mal y, visto desde aquí, diría que ha progresado adecuadamente hasta donde ha podido ser. 

Ahora a ver cómo remontamos el año nuevo, que tengo ahí unas cosillas que me gustaría que fueran cuajando.


En fin, eso. Que feliz salida y entrada, y ya mañana entramos en detalles, si acaso.

martes, 29 de diciembre de 2015


Cuando hojeo Aquí pienso en Perec y su afán patológico de fragmentar y documentar el momento, y me acuerdo también de Wells y su máquina del tiempo, que partía de una misma idea: el viajero ocupaba un punto fijo en el espacio, y asistía al fast forward de los acontecimientos hasta abismarse en un futuro atroz y didáctico. En este caso también hay un punto fijo, punto de vista, que ocupa el lector, y también es el tiempo el que transcurre a toda velocidad, y se detiene en un momento de hace treinta años, o se va hasta mucho más allá del futuro remoto, atrás y adelante repetidas veces. McGuire, el autor, maneja la máquina, acelera y ralentiza el tiempo, juega con él, lo edita y, así, crea un sorprendente mosaico de momentos congelados, de fragmentos de vida.

Lo más sorprendente es, por cierto, que este libro de maneras pictóricas no es más que la puesta en limpio de una historieta breve aparecida en la revista RAW allá por 1989, y que fue una bomba de explosión lenta que todavía hoy remueve los cimientos del medio (nuestro medio: los tebeos) y que le volvió la cabeza del revés a gente como Chris Ware, con las muy emocionantes consecuencias por todos conocidas.

La edición de Salamandra Graphic es impecable.


El libro, por cierto, está en un buen montón de listas literarias de lo mejor del año. No tengo claro que no sea por puro postureo y aprovechando que no parece un tebeo, pero ahí está y de algo servirá, digo yo.

lunes, 28 de diciembre de 2015


A veces es un cuento, una imagen que recoge Lupita de camino a otra parte. Por ejemplo, esta fábula de arquitecturas mágicas que señor AÍSA ilumina en azules.

sábado, 26 de diciembre de 2015




Música para el fin de semana. Para combatir el letargo de tanta celebración, nada como esta bomba de adrenalina y optimismo: Los Nikis

¿Todo bien? Ya queda menos... 

viernes, 25 de diciembre de 2015




Música (navideña) para el fin de semana (laaargo). 

She and Him son Zooey Deschanel y un señor que es músico. Hacen canciones de pop luminoso y pulcro, todo muy limpio y con sus guiños a los clásicos. Son ideales para estas fechas tan de quedarse en casa a comer sobras y a leer tebeos atrasados.

Feliz Navidad.

jueves, 24 de diciembre de 2015

Hay libros de los que no sé decir nada. En parte porque está ya todo dicho, y bien dicho. Pero no es eso: más bien es que no sé ni por dónde empezar. Porque leerlos remueve tantas cosas y deja tantas preguntas en el aire, que se me hace un mundo intentar siquiera abarcar todo eso con palabras.

Y aquí de lo que se trata es de anotar y decir: esto hay que leerlo sí o sí, porque me gustó tanto que pasa el tiempo y no dejo de darle vueltas.


El hombre sin talento es uno de esos libros. ¿De qué habla? Pues de la vida, sin más. ¿Es una farsa, una broma, como el título (y la viñeta que he elegido) podrían dar a entender? De ninguna manera. Transmite, no sé si se me va a entender, una amargura amable, de la que hiere despacio. Y mucha ternura. Hay humor, claro, y espacio para la alegría. Eso, la vida. ¿A qué se parece? Yo he pensado en Tatsumi mientras lo leía, pero también en Hayashi. Y tampoco. Tsuge tiene otra mirada, entre lírica y grotesca.

La edición, de Gallo Nero, es impecable, e incluye información abundante sobre el autor y su obra.


(Y, en efecto, al final lo que digo y nada es todo lo mismo. Lo mejor: léanlo. No se van a arrepentir.)

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Nacho Casanova es casi casi un autor secreto, uno de esos tipos que llevan ya años de trabajo y un puñado de libros muy notables a sus espaldas, pero del que no se suele hablar. Y no sé bien por qué, porque entre sus tebeos recientes hay cosas excelentes. (Algunos ejemplos: El coche de Intisar, o Pornográfica, o Autobiografía no autorizada, o Mistigri.)


Este año se ha autoeditado Ssssh, un volumen que podría plantearse como resumen temático y estético de su carrera, quizá como reflexión antes de abordar una nueva etapa. En sus páginas podemos encontrar, de nuevo, sus mayores aciertos: historias breves y leves, de personajes, de tiempo detenido, de emociones. Ritmo lento, diálogos naturales, silencios.





Un regalo.


martes, 22 de diciembre de 2015

El teléfono no ha sonado en toda la mañana, así que no parece que me haya tocado el Gordo tampoco este año. Pero, como no hay Navidad hasta el sorteo de lotería, pongamos que ahora ya sí es oficial y les dejo aquí la felicitación que señor AÍSA me ha regalado. 

Desde el edificio Baxter les deseamos lo mejor para estos días y para el año próximo. (Y les adelanto ya que, si todo va bien, iremos dando alguna que otra sorpresa. Todo es saber esperar.)



lunes, 21 de diciembre de 2015

El lunes amanece lleno de ruido, con números y cálculos y mucho rasgar de vestiduras (propias y ajenas). En medio del lío, un momentito de descanso para sentarse con Lupita...


(señor AÍSA sigue dándolo todo en cada entrega...)

domingo, 20 de diciembre de 2015


A estas alturas, hablar aquí de Jaime Hernández está de más. Y está de más, también, decir lo que Love & Rockets ha supuesto para la historia del medio, en general, y para mí en particular. Matizar y centrarse en las Locas... pues eso, que está de más.


Si hubiera que quedarse con un libro este año 2015, un único libro, ese es Chapuzas de amor. Jaime Hernández. Locas. Love & Rockets. Ediciones La Cúpula.


Amor y cohetes. ¿Quién necesita nada más?


Me gustó Papel estrujado: lo dejé por escrito al poquito de leerlo. De hecho, buena parte de lo que entonces dije valdría para este segundo libro de Nadar: el cuidado en los detalles, el trabajo con los personajes, la preocupación por proporcionar una textura familiar y creíble a la narración.



Pero El mundo a tus pies es algo más. Toda segunda obra supone un riesgo, y Nadar aquí lo asume, ve la apuesta y la sube, y entrega un libro muy valiente. Primero, cambia el formato físico (¿se está poniendo de moda el cinemascope en papel?) y cambia también la estructura: tres historias independientes, relacionadas por temática y tratamiento. Segundo, cambia el asunto, o más bien centra su mirada en un único tema: la crisis y cómo la viven unos jóvenes que se ven obligados a emigrar, o a aceptar trabajos de mierda, y aún se espera de ellos que lo agradezcan y se sientan privilegiados. Tercero, también el grafismo cambia, se hace más limpio, menos expresionista, como abrazando una narrativa neutra y tradicional. Y se añade, además, el color, también en esa misma línea.



El resultado no decepciona, pero tampoco es redondo. O no me lo parece a mí. Por resumirlo en pocas palabras: la primera historia bien, se dicen las cosas sin decirlas y los personajes importan, pero  en la segunda se abusa de clichés que hacen que no me la crea (hablo de situaciones y hablo de personajes, también), y en la tercera hay determinados diálogos que pecan de enfáticos y demasiado "de tesis".



Y, no siendo del todo satisfactoria su lectura, está entre lo mejor que se ha editado este año. Por otras muchas razones. Y porque lo que está bien, que no es poco, está muy bien, y hay evolución y afán de cambio con respecto al libro anterior.

Además, en otro orden de cosas, cuenta lo que cuenta, y es muy importante que se hagan libros así, valientes y rabiosos. Es muy importante hacer una crónica de lo que está pasando. Y qué bien que se haga también desde nuestro medio (y fuera, claro, del reducto galo del humor gráfico, tan peleón siempre).

sábado, 19 de diciembre de 2015




Bueno, bien. Música para el fin de semana. Reflexión. My Bloody Valentine. Por si se me duermen...



Música para el fin de semana. Hoy, para la reflexión, My Bloody Valentine en su versión más balsámica. 

No les cuento más. 

viernes, 18 de diciembre de 2015

He dicho ya alguna vez que todo lo he aprendido en los tebeos, pero en realidad es una afirmación un poco exagerada. Lo cierto es que en los tebeos he aprendido sólo LO IMPORTANTE. Todo lo demás, las tontadas, lo aprendí en el colegio o en la calle. 

Así que un libro en que el autor habla de los tebeos que fueron (y son) importantes para él, y además lo razona, me tiene que gustar. Y Santiago García, que está que no para, ha escrito un libro así. Uno en el que importa más lo personal, lo que supuso de descubrimiento cada título, que el aparato crítico (que lo hay, ojo) o el afán de sentar cátedra, eso que a veces tanto nos pierde. No hay, por suerte, intención de proponer un canon, los cien mejores, los cincuenta más vendidos, los diez que sí o sí. Se trata, sencillamente, de hablar de todos esos tebeos (cómics, historietas, novelas gráficas) que gustaron a su autor, que significaron algo para él en su momento, y que todavía hoy mantienen su vigor, su magia. Y hacerlo como crítico, sí. Y como narrador. Pero, sobre todo, como lector.


(Lo que no me gusta: la edición, con su tapa dura y su papel lujoso, lo convierte en un objeto regalable, y ahí muy bien, pero también en un libro que resulta incómodo leer. Y la maqueta es más bien plana, y está mal aprovechada: uno esperaría un despliegue gráfico más festivo.)

jueves, 17 de diciembre de 2015

Me gusta mucho Paco Roca, y el Paco Roca que más me gusta es el más intimista, el de Arrugas. También, de alguna manera, el humorista. (No tanto el humorista en pijama como el otro, el del Emotional World Tour.) Y me gusta, sobre todo, que humor e intimidad suelen ir de la mano en sus trabajos.

 La casa está, precisamente, en esa línea. Así que, qué les voy a contar.


Dos notas. Primero, el formato apaisado exige propuestas de composición de página específicas, y Paco Roca resuelve bien el desafío. No se ha limitado a cortar por la mitad las planchas, sino que aprovecha el formato, juega con él. Segundo, la sutileza con que se aborda un tema tan complicado como la muerte reciente de alguien querido (el padre, en este caso). Ese humor ligero, cotidiano, que lo tiñe todo. En una palabra: cariño.


Una nota (personal) más: puede ser que este sea uno de esos libros que se entienden mejor si se han cumplido ya unos años y a uno le han pasado determinadas cosas. (Y eso, que hoy se publiquen tebeos así, es una buenísima noticia.)


miércoles, 16 de diciembre de 2015

Álvaro Ortiz dibuja gente pequeñita y expresiva, llena sus páginas de viñetas también chiquitas, colorea con un gusto particular y característico y se ha construído un universo narrativo propio, inconfundible y muy abierto que nos ha dado tres obras sorprendentes, tres caminos diferentes para adentrarnos en él.

En tiempos firmó dos libros "de aprendizaje", de un tono poético muy diferente al que ahora maneja, pero que ya apuntaban las maneras narrativas que hoy todavía maneja. En ellos había ballenas y piratas, y había también veranos muertos. Después hubo un doble salto mortal, y ahí surgió una delicia de azules pálidos y dioses nórdicos, Fjorden, y una comedia "indie" de carretera y manta que le puso en el mapa y supuso su puesta de largo como autor, eso tan complicado: Cenizas.


Premios y becas después, y tras otro libro, Murderabilia, que desconcertó a muchos y le afianzó como creador de lenguaje y mundo propios, este año ha publicado Rituales. Que es un artefacto sorprendente, de narración fragmentaria y acumulativa, lleno de guiños y muy, muy satisfactorio. Seguramente su mejor trabajo hasta hoy (y así debe ser cuando no se deja de crecer: cada libro supera al anterior).


En lo personal: me ha gustado mucho esa biografía-exprés de Caravaggio. Y qué bien encajan las diferentes historias, con qué gracia.


En resumen, que sí. Álvaro Ortiz. No le den vueltas: de lo mejor de este año.



lunes, 14 de diciembre de 2015

Esta sensación de sopor que acorcha los sentidos y que crece cuanto más se acerca el invierno...


(Y un gato dormilón, cortesía de señor AÍSA)

sábado, 12 de diciembre de 2015




Música para el fin de semana. Antes de que lleguen los villancicos, un poco de alegría terrenal: The Ramones, y no hay más que decir.

En otro orden de cosas, días tranquilos en el edificio Baxter. Lectura, series de televisión en vena y el ruido de la obra de banda sonora industrial. Por ahora, todo en orden. 

Estos próximos días tengo intención de ponerme un poquito las pilas y hablar no de los mejores tebeos de este año, que es una cosa que me da perezón y además siempre se me olvidan unos cuantos y eso no es, pero sí de los mejores que he leído en los últimos meses. (Lo dejo dicho aquí, a ver si así me animo.)

Por lo demás, bien, gracias.

lunes, 7 de diciembre de 2015


Este próximo fin de semana se celebra el Expocómic. No sé si me acercaré, que ya saben que soy poco de saraos, pero les dejo aquí el cartel que ha hecho David Rubín y, lo más importante, las fechas de firmas de mi amigo Ricardo Machuca. Por si se pueden ustedes pasar.


Después de escribir la entrega de hoy de Lupitas y centauros, me vino a la cabeza esta canción de hace muchos años (que hoy suena todavía bien, más allá de esa producción tan de entonces). 


La imagen de señor AÍSA, tan melancólica y post-soviética, me parece maravillosa.

domingo, 6 de diciembre de 2015



Domingo. Hace sol en la calle. Se está bien en casa.

Días tranquilos en el edificio Baxter.


sábado, 5 de diciembre de 2015



Música para el fin de semana. A las chicas de Hinds les faltan un par de hervores, pero lo suplen con un entusiasmo más que evidente, y escucharlas me pone de buen humor. Así que bien.

Por lo demás, todo en orden. Trabajo el puente, y supongo que habrá (ya saben dónde) más gente que en la guerra, pero luego tengo unos días libres para reposar y ocuparme de unas cosillas.

Buenos días.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Con esto de la obra del ascensor, la expresión "se me cae la casa encima" que tantas veces se oye por ahí adquiere una dimensión muy gráfica...